domingo, 12 de febrero de 2017

Pablo Rojas. El laberinto del fauno.




3. LOS CUENTOS

Hace muchos, muchos años en un país muy lejano y triste yacía una niña llamada Dulcinea que vivía en un pueblecito aislado de la ciudad.
Un día decidió ir a dar un paseo por el campo para oler el polen de las flores, las rosas… en eso que apareció una especie de puzle que en la tapa ponía:
”Advertencia: Cuidado con el puzle, ser cuidadoso/a y seguid las instrucciones”.
A Dulcinea le encantaba hacer puzzles de todos los tipos y como había hecho muchos, decidió hacerlo sin seguir las instrucciones (era desobediente ,no seguía las normas en casa).
Al acabar de hacerlo se abrió un porticón con forma de arco, que había al final del camino en una roca. Dulcinea, muerta de curiosidad, decidió entrar en él.
Al entrar vió un cartel que ponía: “No seguiste las instrucciones, así que ahora te pasarán cosas sobrenaturales”.
Cuando acabó de leer el cartel, la puerta sel se cerró inmediatamente, sin tener Dulcinea posibilidad de volver a casa.
Decidió ir a explorar aquella zona para ver si encontraba salida alguna. Había una puerta que decía prohibido entrar y como era desobediente a las órdenes que le daban, entró. Vió toda una sala llena de criaturas extrañas, mitológicas y cosas que no suelen verse normalmente: Centauros, sirenas. Se quedó atónita al ver la cantidad de seres mitológicos. Algunos eran horribles, otros preciosos, maravillosos no tenía adjetivos para describirlos.
A pesar de la belleza de los animales Dulcinea poco a poco se fue dando cuenta de que algunos no eran sólo bonitos y agradables, sino que guardaban una actitud diferente. Se dió cuenta de que habían dos bandos.
Lo que quería era salir de allí para volver con su familia. Preguntó a las criaturas que si había salida. Todos decían que sí que había pero en diferentes direcciones.

  • Dulcinea, ven con nosotras. Nosotras te mostraremos la salida- le decían las sirenas a Dulcinea.
  • - No, no les hagas caso. Ven con nosotros.- gritaban los centauros.

Dulcinea ya no sabía qué hacer, si decantarse por las sirenas o por los centauros.

Se acercó a el lago donde estaban las sirenas, y de pronto, casi sin darse cuenta, una de las sirenas le agarró de su pierna y la tiró al agua. Le entrelazó las piernas con su cola de sirena, y le empezó a hundir.

  • Socorro, socorro, dejadme salir- gritaba Dulcinea mientras la sirena intentaba hundirla hacia el fondo del lago.  

Los centauros se acercaron al lago para poder sacar a Dulcinea de allí. La agarraron de los brazos hasta que consiguieron sacarla.

Dulcinea se subió al lomo del Centauro mientras éste empezaba a galopar.

Al fondo del pasillo se veía una puerta brillante que ponía: Vuelta al mundo real. Le llevó hasta la puerta y Dulcinea les dió las gracias por haberla salvado. Salió por la puerta y vió que su padre y su madre la estaban buscando junto a su hermano, lo que ella no sabía es que estuvo en el lugar extraño durante horas pero en la realidad pasaron 5 minutos.

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